jueves, 19 de septiembre de 2013

SILLA VINTAGE

   Hoy me gustaría compartir con vosotros otra de mis pasiones, la restauración, ésta vez se trata de una silla de cocina de los años 70-80 (ya os iré mostrando las diferentes piezas restauradas, que no son pocas), estaba totalmente olvidada en una casa familiar y cuando la vi, me enamoré.
Éste es el aspecto que tenía cuando la encontré:
silla oxidada por el paso del tiempo

Detalle del espaldar oxidado

Espaldar y asiento, con taco de lija para la 1ª mano



Detalle del asiento de aglomerado

detalle de la pata

   Lo primero fue limpiarla y comprobar el trabajo que tenía, lo cual me sorprendió, porque pensé que al estar tan deteriorada su tratamiento sería mas complicado, pero no, sólo bastó con un taco de lija, bueno y un poco de dremel, para las endiduras, la preparación del metal no fue difícil, pero sí muy entretenido. Para poder sanear todos los recobecos retiramos el asiento quitándole los 4 tornillos por la parte posterior. 
   Una vez saneado el metal, le cambiamos los tapones de las patas de plástico negro, que estaban totalmente deteriorados, por unos nuevos.
   Ya tenemos el armazón listo, ahora vamos a por el sillín. En un principio pensé en sustituirlo pero al ver su curvatura, decidí tapizarlo, además era lo que se conservaba en mejor estado. Para tapizarlo, primero cogí goma espuma y la recorté siguiendo la forma del asiento, sobre ésta coloqué la tela que quería ponerle dejándo un margen bastante amplio por todos sus lados para poder graparlo por la parte inferior, comenzamos por un extremo y vamos tirando de la tela por todos sus lados a la vez que grapamos, tensando la tela todo lo que podamos para no dejar arrugas.


Ya lo tenemos tapizado:
  
   Una vez tapizado se podría quedar así, pero vamos a dar otro paso porque esta silla irá en el exterior, con lo cual la queremos protegerla un poco de la interperie, para ello le vamos a poner un forro de libros adhesivo (ésto fué lo más complicado de todo el proceso), tenemos que tener especial cuidado con las arrugas, hacerlo con mucha delicadeza. Para más seguridad también lo grapamos al asiento, y forramos el resto de aglomerado que quedaba al aire, para que no se pueda colar el agua al llover y se pueda pudrir.


 Ahora montamos el sillín en la silla, lo atornillamos y listo.
Así queda nuestra silla terminada.









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